viernes, 25 de noviembre de 2011

“MUNDANO”

El texto que su mano destiñe sobre la pantalla, vulgarmente expresa la desazón más costosa de su alma, ella, reposa sobre una hojuela despepitada de la enorme acera. El pintor sosiega su irreparable tristeza alambrando el bello cuerpo de la modelo entre oscuros y claros de una pared rigurosamente enladrillada; eso le da peso a la perspectiva de su etéreo cuerpo.
La gente es testigo del tremendo ganduleo entre estos dos, autista queda sin noción del tiempo, pues impávidos miran tan magnifico trabajo. Ella es una silueta de avellana, entre grises insultantes, el acomoda lámparas echas al aventón extraídas del mundano basurero. Un discorde disidente anuncia decadencia entre el hueco de su altoparlante y el paraguas de su imaginación.
La ciudad aterriza entre nubes de colores, pero el olor es castigable para mis entrañables pulmones. Sobre el piso entre roscado de grietas y más grietas con rocas, serpientes marineras son serpentinas y adornan la calle entera; la voz del saxo rompe la calma para anunciar la fiesta; para olvidar… si eso, olvidar.
A mi, el pintor me a hechizado, no se inmuta por aquel ruido, solo aprecia las formas de aquella mujer que le presto el instante; saca el talento monstruoso que vive en su interior. Hoy es su momento, su gol de ultimo minuto en un mundial, su majestuoso trabajo de coronel y príncipe en la ciudad de los ciegos y mudos.
El arlequín, el monociclo rengo, el duende albino, la mariposa gorda y la reina tuerta son el jubiloso regalo del carnaval bodeguero. Mi café sigue humeante, ya hace varias tardes cuando lo pedí; es cierto por acá al señor tiempo se le olvido pasar. Los gitanos que roban huyen como despreciables sabandijas entre lumbre; este balcón me permite observar el atorrante lenguaje postrado a orillas de cada farol.
La calma del acordeón malagueño deja urdida la mirada de los que al tango le quitan una nota para hacerla suya. Que riqueza, el mundo por completo le dio la espalda a la elocuencia para ser libre a su manera; dejo las riendas del monótono día con día para jugársela junto a mi en aquel balcón.
Mi gigante amigo exhalo por una de sus arterias principales provocando el terremoto que devoro cielo, conciencia, física, ateos y feligreses fanáticos. La voraz situación nunca toco el pequeño espacio del artista y su obra; el pintor floto entre la nada y un regazo de tierra. De su cinturón desenfundo un pincel para rehacer un nuevo camino; entre flores y margaritas.
Me pinto a mí, al café y al eterno dúo que bailaba sobre una nota el viejo tango de Gardel. Pinto la tierra con extensiones naturales, le tomo un ultrasonido al sol para teñir de lava el horizonte perdido y sobre ello un futuro más tranquilo; pinto a su musa calcada en el muro. Soplo en su vientre para darle vida. El mundo de los dedos, la imaginación y el pensamiento son parte importante para decir gracias, sigo vivo…sigo aquí.

ROBERTO CARLOS VARGAS MENDOZA (ruPErto!!!)

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