viernes, 25 de noviembre de 2011

“FUTFANTASTIKS”

Nunca había puesto atención en todos los pasos que daba desde la puerta de mi casa hasta el trabajo. Hoy como un suplemento a mi día decidí contar cada uno, perdí la suma cuando llegue a doscientos. Mi atención se disperso tras ver un choque aparatoso, un camión se quedo sin frenos y se paso el alto dejando tremenda carambola, heridos, chismosos incrédulos como yo; estrepitosa aquella imagen.
Ya en el trabajo, el restirador con hojas a cuadro grande tamaño oficio pedía la caricatura del momento, la noticia a color con una critica al pastel. La imagen de mi cabeza seguía siendo la del aparatoso accidente en la calle, tome mi lápiz de dibujo para delimitar cierto espacio con líneas guía; no encontraba el personaje y mucho menos la situación.
Que si la primera victoria del benjamín en la liga, o el clembuterol, o las fiestas que se mandan los muchachos futbolistas a las cuales por cierto no invitan a los medios y por eso chillan. Cabe recalcar que ellos creen haberle encontrado el hilo negro a la falda del balón; como si nadie supiera como se las gastan esos chamacos…pero como digiese la “NANA GOLLA” esa es otra historia.
Perdido en un sinfín de noticias con respecto al deporte de las patadas que giraban por la red, una atrajo mi atención imaginación mejor dicho. El lapicero cuatro B cobro vida y me chiflaba muy quedito; me decía- esa, esa biografía, cuéntame esa historia, despilfarra mi cuerpo sobre la hoja- no entendía. No concebía el hecho de que algo inanimado hablara tan claramente, menos aun que pudiera producir sonidos iguales a palabras.
-Anda, deja ese rostro empalado de sorpresa y háblame sobre el personaje bigotón- entonces fije la mirada sobre la foto que se ubicaba exactamente al final de todas las notas. El título decía: “El verdadero estilo PANENKA” una vorágine de situaciones impactaron mi mente al instante, el sutil botín dándole un trompazo a la pelota…exaltación para aquella pequeña nación llamada Checoslovaquia.
Se me enchino el puerco me dijo el muy pazguato lapicero ¿Cómo le das un trompazo al balón? Me pregunto, mira mi querido carboncillo imaginario esos son remiendos futfantastiks ¡caramba! Futfantastik eso lo acabas de inventar. Acerté con la cabeza y sonreí, le respondí que efectivamente era un nuevo término para un clásico de los que yo no pude vivir, ni ver desafortunadamente.
Intrigado aún me dijo –entonces seguramente esta caricatura servirá para llenar solo un espacio más- pensaba yo, que el casi podía tener razón. Recordé las palabras del abuelo cuando me platicaba de su pueblo, las andanzas; el electrizante suceso de cómo una nación fue separada por ideales erróneos.
Y es que el viejillo como solía llamarlo me contaba historias extraordinarias, un Chesky exiliado que utilizaba los domingos como rincón predilecto el jardín para observar las estrellas. Para encontrar en aquel manto luminoso el reflejo de su Cheb en la Región de Karlovy Vary claro en su vieja nena del Este como también le llamaba a su querida hoy ya Rep. Checa.
Eme aquí muñeco, este despilfarrado cuerpo con pliegues por doquier contando aquella memoria de retazos deliciosos. Hasta hoy es algo que agradeceré el resto de mi vida; intrínsecamente el chip de idealismo se lo atribuyo a este escudero y su hermosa manera de contar cosas grandiosas. Por que puso la palabra futbol hasta en mis sueños; aún mejor proyecto en mi mente el momento sublime.
Entonces fueron notas sopladas como el espectro de la lumbre que eleva un gran globo de cantoya las que resoplaron el misticismo de su entrañable historia, de sus argumentos idóneos para una obra con trazos a mano alzada. Lo que te cuento enseguida reafirma mis ganas de seguir dibujando, escribiendo; estrecha mis ansias contra la pared y me sujeta al suelo. Me hace pensar que el verdadero juego respira simple y sencillamente por eso mismo, por que las costuras del balón se entrelazan con las del mismo cielo.
Cada concentración de los CANGUROS era yo el acompañante de habitación, gran amigo, bastante picado para los penales después de cada entrenamiento. Admiradores fieles uno del otro, para mi, el era algo más que un simple jugador de futbol. Era ese líder dentro y fuera de la cancha con el que siempre te quieres encontrar; un ser humano barbaro.
Aquella bomba de recuerdos atrapados entre cada cabello sin color, estrepitosamente se elevaron con tan centellante flujo que dirimí mi cabeza sobre mi mano empalmada en la meza para dejarme llevar por aquel desgajado rio de palabras con olor a época.
Con un desfigurado rostro por la sonrisa que le explotaba me platico como es que aquella hazaña se hizo leyenda. Como ya te había comentado hijo cada fin de práctica nos batíamos en un duelo de penales, claro que siempre lo hacíamos un poco más interesante; poníamos en juego una barrita de chocolate o una cerveza. A mi me encantaba la idea, casi siempre terminaba comiendo chocolate y bebiendo cerveza patrocinada por el gran Antonín.
Recuerdo exactamente esas palabras “como haces para adivinar, para aguantar y tirarte en el momento indicado para sacar la pelota” desencajado, sarcásticamente pero con un gusto enorme me comentaba que conmigo el arco del Bohemians 1905 estaba seguro. Me sentí alagado, aunque sabia de una u otra forma que buscaría la manera de vencerme.
Pero no es por esto por lo que se convirtió en leyenda, ni por que me haya echo pagar algunas apuestas. La magia se produjo en la final de la Eurocopa de naciones de 1976 en el pequeño “Maracana” como le llamaban al estadio del Estrella Roja de Belgrado. Eran como treinta mil almas y el rival los disciplinados teutones; ya sabes, con ese porte siempre rígido y un trato de balón voraz.
Recuerdo el dos a dos, la cara de Sepp Maier jamás la borrare de mi cabeza, la sonrisa de Panenka tras anotar el gol que a la postre le dio el titulo a Checoslovaquia. Cuando se produjo aquella irresponsabilidad como muchos la llamaron yo me sentí inmensamente feliz, sabía que lo haría.
Sabía que no podía cobrar de otra forma. Aquel momento el país se instalaba junto al bigotón en el punto penal, aquellos eran lo once pasos más largos y extenuantes para un grande. El instante se volvió eterno justo antes de patear la pelota, para entonces Maier estaba vencido, Antonín pincho la pelota suavemente y pintando un arcoíris exactamente en medio del arco la gordita profano las redes de la portería.
Se quedo callado el viejo unos cuantos segundos, fijo su mirada al horizonte como si retomara fragmentos de aquella batalla. Los convirtió en lagrimas, yo me mantuve callado, atento, no sabía que decir solo pude abrazarlo y agradecerle por enseñarme como es que giraba en otro tiempo la redonda.
Ahora ya tenía la caricatura del día, no se por que pero entable conversación nuevamente con el lápiz de dibujo. Lo ves mi querido carboncillo de esos instantes necesita el futbol todos los días, no le puedes llamar irresponsable al que osa cobrar de esa manera, no lo puedes reprimir si en realidad lo que hace es jugar y divertirse, nos hace parte de ese momento.
Pero entonces ya no hablaba mi pequeño amigo, y yo era un completo tonto. Comprendí que mi abuelo estuvo en ese momento para demostrarme nuevamente cual es el rumbo blanco de este gran deporte. Que necesitamos más locos en momentos decisivos, pues tienen sangre fría para resolver como todos unos cuerdos. No se le puede llamar viveza a la gloria de un gol con la mano expuesta sabiendo que engañaste a todo el mundo.
Concluido el día laboral me di cuenta que no sabía nada del verdadero estilo Panenka, en realidad había descubierto otra gran faceta del futbol. Cuando pienso que la redonda siempre gira en una misma dirección estoy expuesto a equivocarme; pues es caprichosa la mayor parte del tiempo. Son contados los que la vuelven loca con sus tratos, el “POETA DEL FUTBOL” como lo apodara un diario francés es sin lugar a duda uno de esos.

ROBERTO CARLOS VARGAS MENDOZA (ruPErto!!!)

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