¡Disparoooooooooo, paloooo!! se acuerdan de Kalusha Walia en aquel partido cuando sintió segura la victoria que estrello la pelota en el poste. Era tan fácil, el señor de a lado cuando estallo en un brinco derribo mi cerveza, y tan cara. Pero me mantuve sentado tras la pifia, recorrió el rectángulo como a quien persiguen por no pagar la renta, al final el desastre, sin portero, sin aliento, sin nada que tapara el suceso y surgió el capricho. Como aquella niña que te gusta mucho pero no te pela…pues el refugio de aquel instante se quedo calcado en el poste.
Podría seguir dando cita de muchas acciones donde el gol es como el acento; es decir, implícito por que es mas cantable que una canción de Juan Gabriel pero se convierte en tácito por que se queda ahogado en el cuero de tu garganta, retorcido a miles de kilómetros lejos de la portería. Aquella expresión tan barbara del "SERCAS" es tan confortable pero tan helada y pésima. Tan cerca de la implosión o del tragame tierra.
Los balones que abrazan el poste son como viejas amistades inesperadas, cuando las vuelves a ver son tan desagradables dependiendo la giribilla de sus comentarios o los recuerdos evocados. Así mismo pasa con la redonda y el algido metal, si no pica detrás de la linea entonces no sirve de nada el reencuentro; es más apesta como lo viejo.
Pero el jugador no es cirquero como muchos creen, no dispara al marco para ver su durabilidad, el único fin es horadar las redes, vencer al guardameta y sus recursos. Hay quienes cual pulpo salen a cazar aire y cuero, sudor y esfuerzo. En su mente saben que su ultimo recurso son los tres postes aderezados con una mala puntería.
Este idilio si te puedo ser franco es el mejor final para una obra de ciencia ficción, pues tras haber dominado el partido la gloria fue del viento, de la tristeza; peor aún, del "UBIERA" este amor inconcebido entre uno y otro ha dejado inconclusas historias que deberían ser de diez y solo son de seis punto seis.
ROBERTO CARLOS VARGAS MENDOZA (ruPErto!!!)
