viernes, 25 de noviembre de 2011

“EMANUEL”

Entonces un maldito día decidió colgar su vida en dos botines viejos, tenia como 13 cuando en el barrio lo descubrieron haciendo goles entre flores de distintos colores. La manera de encarar era digna de portaretrato y para llevar; su rostro sonriente describe la felicidad que da jugar con la gordita.
Emanuel es zurdito de profesión, baila salsa con su madre para matar el ansia y toda esa potencia que carga en el pecho. De cabello rubio como el sol, ama el rojo y el blanco los colores de los electricistas del Necaxa; así es la vieja guardia necaxista. Esa que le da sentido al puño en lo alto y grita con convicción.
Su madre es maestra del colegio adonde asiste Emanuel, blanquita espectacular de cabellos negros y ojos tan limpios que reflejan sueños de otro mundo. El nene es bastante celoso de su madre y con bastante razón, lo único que le interesa a Emanuel es el balompié. Los que le conocen dicen que nació con la redonda en las manos.
Una tarde y recién los catorce encima de el, de manera repentina se acercaron al chico y preguntaron con firmeza ¿Te gustaría probar para el equipo albirojo? No lograba entender bien el sentido de lo que decían; asintió con la cabeza más no con el pensamiento. Le entregaron una tarjeta con ocho números-AHÍ PUEDES MARCAR Y PREGUNTAR POR NOSOTROS- de gesto serio en la presencia de aquellos el chico no dudo en ningún instante de la propuesta.
Al llegar a casa severo pone su mejor ladrido para recibir al nene, es el consentido del cachetón, del babotas; Emanuel calma la felicidad del mastín color miel que siempre lo recibe con bombo y platillo. Se sienta justo en frente del el y cuenta la propuesta a severo, un ladrido rudo provoca la explosión de carcajadas de Emanuel repitiendo que el sueño puede hacerse realidad.
Corre el minuto 17, ya son diecisiete años, Emanuel cobra un tiro de esquina, la pelota cierra justo, el gol enciende ojos cargados con muchos billetes en la maleta, han descubierto al pequeño, le han trazado su vida y un estilo; el éxito no tardara en llegar. Emanuel no se olvida de lo que importa en este mundo. El respeto por si mismo se desmorona si te cegan los ojos con muchos billetes verdes.
Allá justamente donde se termina el tiempo y continua la vereda juega mi hijo, alguna ocasión tuvo el tiempo de decir te quiero, te extraño…maldita la hora en que se fue para cambiar por una maquina de hacer dinero, el talentoso chiquillo que juga solo por diversión se ha convertido en una cosa, una herramienta para el fútbol.
Se le termino pronto el cuento, un suspiro tuvo más minutos que la carrera misma de Emanuel. Recién los 20 cumplidos el “generoso azulito” dejo sin posibilidad al chico, al medio tiempo la carnicería era brutal; la imperiosa necesidad de seguir mostrándose para Ema lo era todo, en puerta un mundial, había que terminar el cotejo como fuera.
Esas ganas de mostrarse fueron el consejo menos adecuado que pudo tener. Le infiltraron el alma, el corazón, la mente, termino de pie para salir con ruedas, ruedas de las que jamás se pudo separar. Hoy Emanuel vive en el corazón de su madre y cada que respira el coloso, parte del chico regresa para gritar con fuerza el tanto del equipo en turno.
A los 30 el gran zurdito perdió la batalla por un malestar en los riñones…

ROBERTO CARLOS VARGAS MENDOZA (ruPErto!!!)

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