miércoles, 16 de enero de 2013

"OFFside"

Fue mi gesto una sonrisa y manoteaba el flujo del aire como si el invisible hombre viento me hubiera arrastrado al estado de lamento, de imposibilidad para patear al arco; no era impedimento una lesión, o la fiereza de un contrario por quitarme el balón; era esa locura por sexta ocasión la que me dejaba en la zona mas deshabitada, la que el delantero pisa y se convierte en risa; pues su hambre de goleador solo se insinúa y se queda quieta en el silbataso o el abanderado. La oscura cancha se quedo detrás como tu, como ellas, para olvidar un partido horrendo, una cascara grotesca, un balón pinchado y una casaca impuesta. Esas tribunas que un día fueron flores hoy la rechifla llamada otoño las dejaba sin fuerza para sostenerse; se caían a pedazos como mi fe. Lo inolvidable, tus labios repartiendo sonido, transformando el significado en significante, propinando latidos en corto y en espacios reducidos; un total punto y aparte. Pero la atracción no fue esa, sino la de aquella tarde cuando tu sentada me notaste, levantaste el rostro lleno de ojos, boca, nariz y dientes; de mi parte fue un hola tan bajito que al instante te volteaste. Es entonces cuando todo comenzó a rodar entre los dos, cuando muchas lunas te quedabas quieta; como si "NADIE" fuera verbo indeseable y yo con el formara historias muy aparte. Jamas me preocupe por preguntar tu nombre, lo que te gusta o te disgusta. Como era amor a primera vista la soledad hacia justicia entre tu vida y la mía. Hacia tiempo que esta misma soledad me carcomía, estaba con la costumbre a cuestas; me costaba levantarme, sentirme diferente para reconocer que el sol si quema cuando lo miras de frente. Así tus ojos me reconfortaron y me dieron aliento, me trataron distinto a los muchos otros que un pasado también me miraron. Pero cual era tu encanto, en que discrepabas y te convertías en otra y no en ellas. Por que me habías notado, por que yo con mi tristeza. Las mañanas claras no me gustan, luego sostengo el paso para trotar suavecito sobre el césped verde, recién aparece el veintiséis de noviembre, hay lejanías tan cercanas, tan juntas e inseparables, lloran por ser distintas sin saber todo lo que comparten. Aquel momento fue nuestro, pero el banderín estaba en lo alto para detenerme y no seguir con mi carrera, tú aun lo amas y yo me quedo estático, sin la gloria de cantar un gol... ROBERTO CARLOS VARGAS MENDOZA (ruPErto!!!)

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